lunes, 29 de octubre de 2012

Pruebas diagnósticas


Para diagnosticar el asma o su gravedad, es necesario realizar ciertas pruebas médicas. Es normal tener miedo a las pruebas, al dolor que podamos pasar...pero esto deriva todo del desconocimiento: ¿qué me harán? ¿me dolerá? ¿qué es ese aparato?. Este artículo lo hemos creado para despejar todas esas dudas y así haceros la vida más fácil.

En primer lugar, es habitual que se pregunte por los antecedentes personales (sibilancias, tos...) y familiares (asma, rinitis...).
Tras esto, se suele realizar una espirometría. ¿Y en qué consiste? Pues básicamente se trata de medir cuanto aire inspiras y expiras, con ayuda de un espirómetro (imagen lateral) Es un procedimiento sencillo que no lleva ningún tipo de complicación.

A veces se realiza también una medición del flujo espiratorio máximo. Suena raro, pero es únicamente mirar cuanto aire puedes llegar a espirar después de coger todo el aire posible. Para esto, se utiliza un aparato llamado "medidor del flujo espiratorio máximo" que tampoco tiene problemas.

Otras veces, se hacen pruebas de esfuerzo que son hacer ejercicio (por ejemplo, correr en cinta) y comprobar los ruidos respiratorios y el aire inspirado y expirado; lo cual no causa perjuicios.
El médico utilizará un estetoscopio (en el lateral) para auscultar los pulmones, con lo cual se pueden escuchar los sonidos relacionados con el asma. Sin embargo, los ruidos pulmonares generalmente son normales entre episodios de asma.

Como el asma está relacionado con la alergia, las pruebas para alergias pueden ayudar a identificar los alérgenos (partículas que provocan ataques) en personas con asma persistente. Suelen utilizarse las llamadas "pruebas cutáneas", que consisten en poner unas pequeñas gotas con el alérgeno en la cara interna del antebrazo y luego se pincha la piel. para que entre en contacto con tus defensas. No duele casi nada: para haceros una idea, es como si te dieran un pellizquito. Después, el médico valora si hay hinchazón para conocer tus alergias.

A parte, hay otros exámenes que no son tan frecuentes. Pueden ser:
Gasometría arterial: consiste en sacar un poco de sangre de una arteria, generalmente del brazo.
Análisis de sangre para medir un tipo de glóbulo blanco y de una proteína del sistema inmune llamada inmunoglobulina.

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