domingo, 31 de agosto de 2014
Hay que intensificar las medidas para combatir los riesgos para la salud del cambio climático
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha pedido a los países de todo el mundo una acción más fuerte para combatir el cambio climático y evitar los riesgos que tiene para la salud, y asegura que con medidas fáciles de implantar en el ámbito de las políticas energéticas y del transporte se podrían salvar millones de vidas cada año.
Una actuación en ambos campos, según han destacado en la primera conferencia Mundial sobre Salud y Clima que comienza en su sede de Ginebra (Suiza), tendrían un efecto positivo en las enfermedades relacionadas con los niveles elevados de contaminación, al tiempo que también serviría para reducir los accidentes de tráfico o el sedentarismo.
Además, también permitiría a los países estar mejor preparados para luchar contra el impacto del calor extremo, las enfermedades infecciosas o la seguridad alimentaria.
"La evidencia es abrumadora: el cambio climático pone en peligro la salud humana", ha asegurado Margaret Chan, directora general de este organismo de Naciones Unidas, que recuerda que las soluciones existen pero hay que actuar con decisión para cambiar la tendencia actual".
Según los últimos datos, relativos a 2012, en ese año la contaminación atmosférica causó 7 millones de muertes, lo que representa uno de cada ocho fallecimientos a nivel mundial.
La OMS y sus Estados miembros han resaltado la importancia de actuar ahora para proteger la salud también a largo plazo, y recuerda que hay algunas enfermedades infecciosas como el cólera, la malaria o el dengue que son muy sensibles al clima y, por tanto, se deben mejorar las medidas de vigilancia y control.
Sobre todo porque, según recuerdan, el cambio climático ya está causando decenas de miles de muertes cada año como consecuencia de nuevos patrones de estas y otras enfermedades, que se han visto condicionados por fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor e inundaciones, de la falta de suministros de agua, problemas de saneamiento, o de problemas con las cosechas, según los datos de la OMS.
Los más afectados
"Las poblaciones vulnerables son los pobres, los desfavorecidos y los niños, ya que son los que sufren un mayor impactos de los cambios relacionados con el clima y las enfermedades que esto puede ocasionar, como la malaria, la diarrea y la desnutrición, que ya mata a millones de personas cada año", ha apuntado Flavia Bustreo, experta en Familia, Mujer y Salud Infantil de la Dirección General de la OMS.
Esta experta insiste también en que "si no hay una acción efectiva para mitigar y adaptarse a los efectos adversos del cambio climático en la salud, la sociedad se enfrentará a uno de sus desafíos más graves para la salud".
Ante esta situación, apunta María Neira, del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, la "buena noticia" es que la reducción del cambio climático puede generar beneficios "sustanciales e inmediatos" para la salud.
La conferencia tiene como objetivo preparar el terreno para una consideración más detallada de los problemas de salud y del clima en la próxima Cumbre del Clima de la ONU, prevista para el próximo mes de septiembre.
http://www.elmundo.es/salud/2014/08/27/53fdc253ca474174468b456b.html?intcmp=ULNOH002
Una actuación en ambos campos, según han destacado en la primera conferencia Mundial sobre Salud y Clima que comienza en su sede de Ginebra (Suiza), tendrían un efecto positivo en las enfermedades relacionadas con los niveles elevados de contaminación, al tiempo que también serviría para reducir los accidentes de tráfico o el sedentarismo.
Además, también permitiría a los países estar mejor preparados para luchar contra el impacto del calor extremo, las enfermedades infecciosas o la seguridad alimentaria.
"La evidencia es abrumadora: el cambio climático pone en peligro la salud humana", ha asegurado Margaret Chan, directora general de este organismo de Naciones Unidas, que recuerda que las soluciones existen pero hay que actuar con decisión para cambiar la tendencia actual".
Según los últimos datos, relativos a 2012, en ese año la contaminación atmosférica causó 7 millones de muertes, lo que representa uno de cada ocho fallecimientos a nivel mundial.
La OMS y sus Estados miembros han resaltado la importancia de actuar ahora para proteger la salud también a largo plazo, y recuerda que hay algunas enfermedades infecciosas como el cólera, la malaria o el dengue que son muy sensibles al clima y, por tanto, se deben mejorar las medidas de vigilancia y control.
Sobre todo porque, según recuerdan, el cambio climático ya está causando decenas de miles de muertes cada año como consecuencia de nuevos patrones de estas y otras enfermedades, que se han visto condicionados por fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor e inundaciones, de la falta de suministros de agua, problemas de saneamiento, o de problemas con las cosechas, según los datos de la OMS.
Los más afectados
"Las poblaciones vulnerables son los pobres, los desfavorecidos y los niños, ya que son los que sufren un mayor impactos de los cambios relacionados con el clima y las enfermedades que esto puede ocasionar, como la malaria, la diarrea y la desnutrición, que ya mata a millones de personas cada año", ha apuntado Flavia Bustreo, experta en Familia, Mujer y Salud Infantil de la Dirección General de la OMS.
Esta experta insiste también en que "si no hay una acción efectiva para mitigar y adaptarse a los efectos adversos del cambio climático en la salud, la sociedad se enfrentará a uno de sus desafíos más graves para la salud".
Ante esta situación, apunta María Neira, del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, la "buena noticia" es que la reducción del cambio climático puede generar beneficios "sustanciales e inmediatos" para la salud.
La conferencia tiene como objetivo preparar el terreno para una consideración más detallada de los problemas de salud y del clima en la próxima Cumbre del Clima de la ONU, prevista para el próximo mes de septiembre.
http://www.elmundo.es/salud/2014/08/27/53fdc253ca474174468b456b.html?intcmp=ULNOH002
Descubren una bacteria intestinal que contrarresta las alergias alimentarias
La presencia de una bacteria intestinal común conocida como Clostridia previene la sensibilización a alérgenos, allanando el camino para tratamientos probióticos destinados a tratar las alergias alimentarias, según revela una nueva investigación, llevada a cabo en ratones, cuyos resultados se publicaron ayer en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS).
http://www.abc.es/salud/noticias/20140826/abci-bacteria-alergia-comida-201408251704.html
Mediante la inducción de respuestas inmunes que impiden que los alérgenos alimentarios entren en el torrente sanguíneo, la Clostridia minimiza la exposición a los alérgenos y evita la sensibilización, un paso clave en el desarrollo de alergias a los alimentos, como han descubierto investigadores de la Universidad de Chicago, autores del estudio.
Aunque se desconocen las causas de la alergia a los alimentos -una respuesta inmune a veces mortal a ciertos alimentos-, los estudios dan a entender que las prácticas de higiene modernas o dietéticas pueden jugar un papel importante al alterar la composición bacteriana natural del cuerpo.
En los últimos años, las tasas de alergia a alimentos en los niños han crecido considerablemente, incrementándose un 50% entre 1997 y 2011, y los estudios han demostrado una correlación con el uso de antibióticos y antimicrobianos.
«Los estímulos ambientales, tales como el uso excesivo de antibióticos, las dietas altas en grasa, la eliminación de los patógenos comunes, entre otros, han afectado a la microbiota con la que hemos coevolucionado. Nuestros resultados sugieren que esto podría contribuir al aumento de las alergias a los alimentos», describió el autor principal del estudio, Cathryn Nagler, profesor de la Universidad de Chicago.
Respuesta alérgica en ratones
Para probar cómo las bacterias intestinales afectan a las alergias alimentarias, Nagler y su equipo investigaron la respuesta a los alérgenos alimentarios en los ratones. Para ello, expusieron ratones libres de gérmenes (nacidos y criados en condiciones estériles sin microorganismos residentes) y roedores tratados con antibióticos (que reducen significativamente las bacterias intestinales) a alérgenos del cacahuete.
Ambos grupos de ratones mostraron una fuerte respuesta inmunológica, produciendo niveles significativamente más altos de anticuerpos contra los alérgenos del cacahuete que los ratones con las bacterias normales del intestino. La sensibilización a los alérgenos de los alimentos podría invertirse mediante la reintroducción de una mezcla debacterias «Clostridium»de nuevo en los ratones.
Sin embargo, la reintroducción de otro grupo importante de bacterias intestinales, «Bacteroides», no alivió la sensibilización a los alérgenos, lo que indica que las bacterias clostridios tienen un papel único de protección contra los alérgenos alimentarios.
Para identificar este mecanismo de protección, Nagler y su equipo estudiaron las respuestas inmunes celulares y moleculares a las bacterias en el intestino. El análisis genético reveló que Clostridia hace que las células inmunes innatas produzcan altos niveles deinterleucina-22 (IL-22), una proteína de señalización conocida por disminuir la permeabilidad de la mucosa intestinal.
A los ratones tratados con antibióticos se les dio proteína IL-22 o fueron colonizados con Clostridia. Cuando los animales fueron expuestos a los alérgenos del cacahuete, los ratones en ambas condiciones mostraron una reducción de los niveles de alérgenos en la sangre, en comparación con los controles, pero los niveles de alérgenos aumentaron significativamente después de que los ratones recibieron anticuerpos que neutralizan a la proteína IL-22, lo que indica que Clostridia inducida por IL-22 impide que los alérgenos entren en el torrente sanguíneo.
«Hemos identificado una población bacteriana que protege el cuerpo contra la sensibilización a los alérgenos de alimentos. El primer paso para sensibilizar a un alérgeno alimentario es que llegue a la sangre y se presente a su sistema inmunológico. La presencia de estas bacterias regula ese proceso», subrayó Nagler.
Aunque factores complejos y en gran medida indeterminados como la genética afectan al hecho de que las personas desarrollen alergias a los alimentos y cómo se manifiestan, la identificación de una respuesta de barrera protectora inducida por bacterias representa un nuevo paradigma para la prevención de la sensibilización a la alimentación.
La bacteria Clostridia es común en los seres humanos y representan un objetivo claro para posibles terapias que previenen o tratan las alergias alimentarias. Nagler y su equipo están trabajando para desarrollar y diseñar ensayos que se podrían utilizar para la terapia probiótica y han presentado una patente provisional.
«Es emocionante porque sabemos cuáles son las bacterias y tenemos una manera de intervenir», afirmó Nagler. «Por supuesto, no hay garantías, pero es absolutamente comprobable como agente terapéutico contra una enfermedad para la cual no hay solución. Como madre, me puedo imaginar lo aterrador que debe de ser tener que preocuparse cada vez que su hijo toma un bocado de comida», señaló la investigadora.
http://www.abc.es/salud/noticias/20140826/abci-bacteria-alergia-comida-201408251704.html
Mediante la inducción de respuestas inmunes que impiden que los alérgenos alimentarios entren en el torrente sanguíneo, la Clostridia minimiza la exposición a los alérgenos y evita la sensibilización, un paso clave en el desarrollo de alergias a los alimentos, como han descubierto investigadores de la Universidad de Chicago, autores del estudio.
Aunque se desconocen las causas de la alergia a los alimentos -una respuesta inmune a veces mortal a ciertos alimentos-, los estudios dan a entender que las prácticas de higiene modernas o dietéticas pueden jugar un papel importante al alterar la composición bacteriana natural del cuerpo.
En los últimos años, las tasas de alergia a alimentos en los niños han crecido considerablemente, incrementándose un 50% entre 1997 y 2011, y los estudios han demostrado una correlación con el uso de antibióticos y antimicrobianos.
«Los estímulos ambientales, tales como el uso excesivo de antibióticos, las dietas altas en grasa, la eliminación de los patógenos comunes, entre otros, han afectado a la microbiota con la que hemos coevolucionado. Nuestros resultados sugieren que esto podría contribuir al aumento de las alergias a los alimentos», describió el autor principal del estudio, Cathryn Nagler, profesor de la Universidad de Chicago.
Respuesta alérgica en ratones
Para probar cómo las bacterias intestinales afectan a las alergias alimentarias, Nagler y su equipo investigaron la respuesta a los alérgenos alimentarios en los ratones. Para ello, expusieron ratones libres de gérmenes (nacidos y criados en condiciones estériles sin microorganismos residentes) y roedores tratados con antibióticos (que reducen significativamente las bacterias intestinales) a alérgenos del cacahuete.
Ambos grupos de ratones mostraron una fuerte respuesta inmunológica, produciendo niveles significativamente más altos de anticuerpos contra los alérgenos del cacahuete que los ratones con las bacterias normales del intestino. La sensibilización a los alérgenos de los alimentos podría invertirse mediante la reintroducción de una mezcla debacterias «Clostridium»de nuevo en los ratones.
Sin embargo, la reintroducción de otro grupo importante de bacterias intestinales, «Bacteroides», no alivió la sensibilización a los alérgenos, lo que indica que las bacterias clostridios tienen un papel único de protección contra los alérgenos alimentarios.
Para identificar este mecanismo de protección, Nagler y su equipo estudiaron las respuestas inmunes celulares y moleculares a las bacterias en el intestino. El análisis genético reveló que Clostridia hace que las células inmunes innatas produzcan altos niveles deinterleucina-22 (IL-22), una proteína de señalización conocida por disminuir la permeabilidad de la mucosa intestinal.
A los ratones tratados con antibióticos se les dio proteína IL-22 o fueron colonizados con Clostridia. Cuando los animales fueron expuestos a los alérgenos del cacahuete, los ratones en ambas condiciones mostraron una reducción de los niveles de alérgenos en la sangre, en comparación con los controles, pero los niveles de alérgenos aumentaron significativamente después de que los ratones recibieron anticuerpos que neutralizan a la proteína IL-22, lo que indica que Clostridia inducida por IL-22 impide que los alérgenos entren en el torrente sanguíneo.
«Hemos identificado una población bacteriana que protege el cuerpo contra la sensibilización a los alérgenos de alimentos. El primer paso para sensibilizar a un alérgeno alimentario es que llegue a la sangre y se presente a su sistema inmunológico. La presencia de estas bacterias regula ese proceso», subrayó Nagler.
Aunque factores complejos y en gran medida indeterminados como la genética afectan al hecho de que las personas desarrollen alergias a los alimentos y cómo se manifiestan, la identificación de una respuesta de barrera protectora inducida por bacterias representa un nuevo paradigma para la prevención de la sensibilización a la alimentación.
La bacteria Clostridia es común en los seres humanos y representan un objetivo claro para posibles terapias que previenen o tratan las alergias alimentarias. Nagler y su equipo están trabajando para desarrollar y diseñar ensayos que se podrían utilizar para la terapia probiótica y han presentado una patente provisional.
«Es emocionante porque sabemos cuáles son las bacterias y tenemos una manera de intervenir», afirmó Nagler. «Por supuesto, no hay garantías, pero es absolutamente comprobable como agente terapéutico contra una enfermedad para la cual no hay solución. Como madre, me puedo imaginar lo aterrador que debe de ser tener que preocuparse cada vez que su hijo toma un bocado de comida», señaló la investigadora.
Alergias e intolerancias alimentarias
1. Introducción
La mayoría de las personas pueden comer una gran variedad de alimentos sin problemas. No obstante, en un pequeño porcentaje de la población hay determinados alimentos o componentes de alimentos que pueden provocar reacciones adversas, que pueden ser desde pequeñas erupciones hasta reacciones alérgicas graves.
Las reacciones adversas a los alimentos pueden deberse a una alergia alimentaria o a una intolerancia alimentaria. Aunque una de cada tres personas creen que son "alérgicas" a algunos alimentos, la prevalencia real de la alergia alimentaria es tan sólo de un 2% en la población adulta. En la población infantil, la incidencia es superior al 3-7%, aunque la mayoría superan las alergias alimentarias antes de comenzar a ir al colegio.
2. ¿Qué diferencia hay entre alergia alimentaria e intolerancia alimentaria?
Las reacciones adversas a los alimentos se confunden frecuentemente con las alergias alimentarias. En muchos casos, dichas reacciones se deben a algún otro factor - quizás una intoxicación alimentaria, una aversión psicológica a un alimento, o una intolerancia a un ingrediente de un alimento.
La alergia alimentaria es una forma específica de intolerancia a un alimento o uno de sus componentes, que activa el sistema inmunológico. Un alérgeno (proteína del alimento causante, que en la mayoría de la gente no produce reacciones adversas) provoca una serie de reacciones en cadena en el sistema inmunológico, entre ellas la producción de anticuerpos. Dichos anticuerpos provocan la segregación de sustancias químicas, como la histamina, que produce varios síntomas, como picor, moqueo, tos o trastornos respiratorios. Frecuentemente, las alergias a los alimentos o a sus componentes se heredan, y normalmente se identifican en los primeros años de vida.
La intolerancia alimentaria afecta al metabolismo, pero no al sistema inmunológico del cuerpo. Un buen ejemplo es la intolerancia a la lactosa, que se da en ciertas personas por la carencia de una enzima digestiva llamada lactasa, que descompone el azúcar de la leche.
3. Alergia alimentaria
3.1. ¿En qué consiste una reacción alérgica?
El sistema inmunológico generalmente protege al cuerpo de las proteínas extrañas dañinas, generando una reacción para eliminarlas. La alergia se da esencialmente cuando el "sistema inmunológico no funciona bien", y percibe una sustancia normalmente inocua como si fuera una amenaza - un alérgeno -, y lo ataca con las defensas inmunológicas del cuerpo. Cuando hay una reacción alérgica real, el cuerpo produce anticuerpos (una proteína que específicamente se une a otra proteína llamada antígeno - en este caso el alérgeno - para neutralizarla y eliminarla del cuerpo). Los anticuerpos conocidos como inmunoglobulina E (IgE) reaccionan ante los alérgenos, y esto a su vez produce una reacción en los mastocitos (células de los tejidos) y los basófilos (un tipo de célula de la sangre). Los mastocitos se encuentran en la superficie de la piel y en las membranas mucosas de la nariz, del aparato respiratorio, los ojos y el intestino. Los mastocitos segregan una sustancia denominada histamina y otras, como leucotrienos y prostaglandinas, que provocan síntomas alérgicos, como los que se enumeran en la Tabla 1. Se producen reacciones adversas de forma inmediata, que normalmente son localizadas. Algunas reacciones alérgicas tardan horas o incluso días en desarrollarse desde el momento de la exposición a la proteína extraña. Normalmente se denominan "reacciones de hipersensibilidad retardada".
Afortunadamente, la mayoría de las reacciones alérgicas a los alimentos son relativamente leves, excepto en el caso de un número reducido de personas que experimentan una reacción grave con peligro de muerte, que se conoce como anafilaxis. Una reacción anafiláctica se puede producir a los pocos minutos de la exposición y requiere tratamiento médico inmediato. Los cacahuetes son uno de los alimentos que pueden provocar un "shock anafiláctico, que es una peligrosa reacción que se caracteriza por una caída súbita de la presión sanguínea y quien la sufre puede morir de una parada cardiaca, a no ser que se le administre inmediatamente adrenalina, para abrir las vías respiratorias.
Síntomas de las reacciones alérgicas a los alimentos
Respiratorios
Moqueo o congestión nasal
Estornudos
Asma (dificultad para respirar)
Tos
Sibilancia
Trastornos respiratorios
Cutáneos
Inflamación de labios, boca, lengua, cara y/o la garganta (angioedema)
Urticaria
Erupciones o enrojecimiento
Picazón (prurito)
Eczema
Gastrointestinales
Dolor abdominal
Diarrea
Náuseas
Vómitos
Cólicos
Hinchazón
Sistémicos
Shock anafiláctico (shock generalizado grave)
3.2. ¿Qué personas corren el riesgo de sufrir alergias alimentarias?
Conocer los antecedentes familiares es la mejor forma de poder predecir la posibilidad de que haya problemas provocados por alergias alimentarias. Los niños con una madre o un padre alérgico tienen el doble de posibilidades de desarrollar una alergia alimentaria, que los niños cuyos padres no padecen alergias. Si tanto el padre como la madre son alérgicos, el riesgo es de cuatro a seis veces mayor. Se ha demostrado que la lactancia materna reduce el riesgo de sufrir alergias alimentarias, en comparación con aquellos bebés que son alimentados con preparados para lactantes. Parece que la única manera de proteger en alguna medida a los niños que nacen en familias, en las que hay algún familiar directo que tenga alergias, es que se continúe con la lactancia materna durante 4-6 meses.
3.3. ¿Cuál es la prevalencia de las alergias alimentarias?
Se calcula que la prevalencia de las alergias alimentarias es mucho menor de lo que cree el público. Aunque una de cada tres personas afirma ser alérgica a algún alimento, la incidencia real es bastante baja. Hay pocos estudios que señalen cuál es la verdadera prevalencia de las alergias alimentarias, en los que se confirmen las reacciones alergias con una prueba de estimulación alimentaria a doble ciego.
Gracias a estos estudios, se ha estimado que el promedio de alergias alimentarias en la población adulta es aproximadamente de un 1-2%. La prevalencia es mayor entre los niños pequeños, y se calcula que un 3-7% sufren alergias. Afortunadamente entre el 80% y 90% superan estas alergias antes de los 3 años.. Mientras que las alergias al huevo y la leche de vaca pueden desaparecer, las alergias a los frutos secos, las legumbres, el pescado y el marisco suelen permanecer durante toda la vida del individuo.
3.4. ¿Qué alimentos suelen causar alergias alimentarias?
Aunque se pueden dar reacciones alérgicas a cualquier alimento o componente del mismo, algunas se dan con mayor frecuencia que otras. Los alérgenos alimenticios más comunes son la leche de vaca, los huevos, la soja, el trigo, los crustáceos, las frutas, los cacahuetes y los frutos secos, como las nueces.
3.4.1. Alergia a la proteína de la leche de vaca
La alergia a la proteína de la leche de vaca es más común en bebés y niños, especialmente cuando hay antecedentes familiares de alergia. Se da en un 0,5-4% de los bebés y su prevalencia disminuye con la edad. Los síntomas más comunes son los vómitos y la diarrea, aunque las reacciones adversas pueden variar de una persona a otra. Afortunadamente, las reacciones a la proteína de la leche vaca generalmente remiten pronto y la incidencia en niños de más edad y en adultos es mucho menor.
La alerginicidad de la leche de vaca se puede reducir mediante el uso de diferentes tratamientos en el procesamiento de los productos lácteos. El tratamiento térmico desnaturaliza algunas de las proteínas lácteas, reduciendo su alergenicidad. Por este motivo, algunas personas sensibles a la leche pueden tolerar productos con leche esterilizada o evaporada, pero no la leche pasteurizada. Otros procesos lácteos, como la degradación enzimática de las proteínas en péptidos, también pueden reducir la posible alergenicidad de las proteínas del lactosuero. En los productos fermentados, como el yogur, y en los quesos, la estructura de las proteínas lácteas no cambia mucho y por ello, conservan su alergenicidad.
Cuando se confirma un diagnóstico de alergia a la proteína de la leche, es importante asegurarse de que se mantiene una dieta equilibrada y saludable, especialmente durante el crecimiento y desarrollo de los niños. Es esencial contar con el asesoramiento de un dietista titulado para garantizar una ingesta óptima de nutrientes como el calcio, el magnesio, y las vitaminas A, D B2 y B12. El consumo de sardinas y salmón con espinas (en lata) y de verduras verdes cocidas, como el brócoli, ayuda a mantener las ingestas recomendadas de calcio.
3.4.2. Cacahuetes y frutos secos
La alergia a los frutos secos se considera una afección importante, ya que comienza a una edad temprana, dura toda la vida y puede ser fatal. Los cacahuetes, también conocidos como manises, y los frutos secos como las almendras, las castañas, las avellanas y las nueces pueden provocar síntomas, incluso aunque el contacto haya sido mínimo, con la piel intacta o por inhalación. La alergia leve a los frutos secos se puede limitar a una erupción, náuseas, dolor de cabeza y a la inflamación de la lengua y los labios, mientras que la alergia grave a los frutos secos y a los cacahuetes puede provocar un shock anafiláctico. Debido a la posible gravedad de los síntomas de la reacción alérgica a los frutos secos, aquellas personas que sufren dichas reacciones deberán evitar cualquier contacto con los mismos y llevar adrenalina en todo momento (para contrarrestar reacciones alérgicas graves)
3.4.3. Otros alérgenos alimentarios comunes
Otros alimentos que están más o menos asociados con las reacciones alérgicas son las frutas, las legumbres (incluida la soja), los huevos, los crustáceos (cangrejo, langosta, cigala y langostino), el pescado y las verduras, las semillas de sésamo, de girasol, de algodón, de amapola y la semilla de mostaza. La capacidad alergénica de algunos alérgenos alimenticios desaparece cuando se cocinan o se procesan, ya que se desnaturalizan las proteínas. Las técnicas de procesamiento más modernas, como los tratamientos de alta presión para alimentos, la fermentación y los tratamientos enzimáticos, pueden ayudar a reducir la alergenicidad de algunas proteínas alimenticias. También se pueden eliminar los alérgenos de los aceites mediante el refinado. Algunos de los problemas sin resolver en cuanto a alergias alimentarias están relacionados con la presencia en pequeñas cantidades de un determinado alérgeno en alimentos procesados o en platos consumidos fuera de casa.
4. Intolerancia alimentaria
La intolerancia alimentaria puede tener síntomas similares a los de una alergia (entre ellos náuseas, diarrea y dolor abdominal), sin embargo el sistema inmunológico no interviene en las reacciones que se producen de la misma manera. La intolerancia alimentaria se da cuando el cuerpo no puede digerir correctamente un alimento o uno de sus componentes. Mientras que las personas que tienen realmente alergias alimentarias necesitan generalmente eliminar el alimento causante de su dieta, las personas que sufren una intolerancia pueden consumir pequeñas cantidades del alimento o del componente alimenticio, sin que se den síntomas, excepto en el caso de personas que sean sensibles al gluten o al sulfito.
4.1. ¿Cuáles son las causas más comunes de la intolerancia alimentaria?
Las dos causas más comunes de las intolerancias alimentarias son la lactosa y el gluten.
4.1.1. Intolerancia a la lactosa
La lactosa es el azúcar que se encuentra en la leche. Normalmente, la enzima lactasa, que está presente en el intestino delgado, descompone la lactosa en azúcares más simples (glucosa y galactosa), para que puedan ser absorbidos por el torrente sanguíneo. Cuando la actividad de la enzima es demasiado baja, la lactosa no se puede digerir, y pasa al intestino grueso, donde es fermentada por las bacterias de la flora intestinal. Esto puede provocar síntomas como flatulencia, dolor y diarrea.
Aunque la mayoría de la gente que proviene del Norte de Europa produce suficiente lactasa a lo largo de su vida, la deficiencia de lactasa es un fenómeno común en algunas razas de color y algunas personas de Oriente Medio, India y zonas de África, así como en sus descendientes. En realidad, aproximadamente un 70 por ciento de la población adulta del mundo no produce suficiente lactasa, y consecuentemente tiene algún grado de intolerancia a la lactosa. En Europa, la deficiencia de lactasa se da en cerca de un cinco por ciento de la población blanca, y en una proporción mucho mayor (entre el 50 y el 80 por ciento) en grupos étnicos.
La cantidad de leche y productos lácteos que puede producir síntomas de intolerancia varía mucho. Algunas personas que tienen una baja actividad intestinal de lactasa pueden tomarse un vaso de leche sin experimentar ninguna molestia. Igualmente, los quesos duros, debido a su contenido bajo en lactosa, y los productos de leche fermentada, como el yogur, normalmente son bien tolerados. Esto podría explicar por qué el consumo de productos lácteos cultivados y los yogures está tan extendido en zonas del mundo donde es común la deficiencia de lactasa. Además, se puede mejorar la tolerancia en personas sensibles, si se consumen alimentos que contienen lactosa como parte de las comidas, y se reduce la cantidad de alimentos ricos en lactosa que se ingieren de una sola vez.
4.1.2. Intolerancia al gluten
La intolerancia al gluten es un trastorno intestinal que se da cuando el cuerpo no puede tolerar el gluten (una proteína que se encuentra en el trigo, el centeno, la cebada y las avenas, aunque existe controversia con respecto al papel de estas últimas y actualmente es objeto de investigación) La prevalencia de esta afección, también llamada enfermedad celíaca o enteropatía inducida por el gluten, está infravalorada. Los exámenes serológicos detectan una media de 1 caso por cada 100 personas, que de otra manera no son diagnosticadas, en la población europea (con variaciones regionales).
La enfermedad celíaca es una intolerancia permanente que se puede diagnosticar a cualquier edad. Si el enfermo consume alimentos que contienen gluten, la mucosa del intestino delgado queda dañada, y tiene menos capacidad para absorber nutrientes esenciales como las grasas, las proteínas, los carbohidratos, los minerales y las vitaminas. Entre sus síntomas destacan la diarrea, la pérdida de peso, la fatiga, la irritabilidad y el dolor abdominal. En los niños, se pueden dar síntomas de desnutrición, entre ellos problemas de crecimiento. Actualmente, la única forma de ayudar a los pacientes celiacos es proporcionarles una dieta sin gluten. Normalmente se pueden conseguir listas de alimentos sin gluten en los centros locales de información dietética y en las asociaciones de apoyo relacionadas con enfermedad celiaca. Cuando se elimina el gluten de la dieta, el intestino se regenera gradualmente, y desaparecen los síntomas.
En estos momentos se están realizando investigaciones para identificar la naturaleza y la secuencia exactas de aminoácidos del gluten que producen la enfermedad celíaca, y es posible que en un futuro esta información tenga importantes aplicaciones en la biotecnología y el desarrollo de cultivos de cereales que no causen intolerancia.
5. Aditivos alimentarios y reacciones adversas
Aunque los aditivos alimentarios no suponen ningún problema para la mayoría de la gente, un número reducido de personas con determinadas alergias pueden ser sensibles a algunos aditivos, como ciertos colorantes y sulfitos.
As all Aditivos alimentarios must be clearly labelled, those with specific sensitivities and those who believe they have sensitivity to a food additive can readily avoid any that may pose problems for them.
6. ¿Cómo se diagnostican la alergia alimentaria y la intolerancia alimentaria?
La alergia y la intolerancia alimentaria se pueden diagnosticar adecuadamente utilizando métodos de detección científicamente válidos. Si alguien piensa que puede estar sufriendo una respuesta alérgica a determinadas sustancias alimenticias, lo primero que debe hacer es ir al médico, para asegurarse de que los síntomas no se deben a otra enfermedad y para que éste remita al paciente a un dietista o un especialista en alergias.
El primer paso para llegar a un diagnóstico fiable es conseguir un historial detallado sobre los antecedentes médicos del paciente y de sus familiares. Hay que prestar especial atención al tipo de síntomas, su frecuencia y a si se dan cuando se consumen determinados alimentos. También se debe realizar un reconocimiento físico completo del paciente. Después, se pueden utilizar los siguientes métodos para detectar la enfermedad:
6.1. Pruebas cutáneas
Tomando como base el historial dietético, se incluyen en el panel utilizado para las prueba cutáneas los alimentos que se sospecha que pueden causar reacciones alérgicas. El valor de este tipo de pruebas es objeto de controversia y no se puede considerar que los resultados tengan una fiabilidad del 100%. Las pruebas consisten en colocar sobre la piel extractos de determinados alimentos, que se pinchan o se escarifican en la piel para observar si hay reacciones de escozor o hinchazón.
6.2. Dietas basadas en la eliminación de alimentos
Las dietas de eliminación consisten en suprimir de las mismas el alimento o la combinación de alimentos que están bajo sospecha durante las dos semanas anteriores a la estimulación alimentaria. Si desaparecen los síntomas durante este periodo de tiempo, se vuelven a añadir a la dieta los alimentos eliminados, en pequeña cantidades que se incrementan gradualmente hasta que se alcanza un consumo normal. Una vez verificados todos los alimentos que estaban bajo sospecha, se pueden evitar consumir aquellos que hayan causado problemas.
6.3. Pruebas RAST (radioalergosorbentes)
Estas pruebas consisten en mezclar en una probeta pequeñas muestras de la sangre del paciente con extractos de alimentos. En caso de una alergia real, la sangre produce anticuerpos, que pueden detectarse, para combatir la proteína extraña. La prueba sólo sirve como indicación de que existe una alergia y no determina el grado de sensibilidad al alimento causante.
6.4. Prueba de estimulación alimentaria a doble ciego
En esta prueba de alergia, se coloca el alérgeno bajo sospecha en una cápsula o se esconde en un alimento y se da de comer al paciente en condiciones clínicas estrictas. Estas pruebas permiten que los médicos especializados en alergias e intolerancias alimentarias identifiquen la mayoría de los alimentos y componentes alimenticios que causan efectos adversos.
El resto de las formas de verificar las alergias alimentarias no están probadas y pueden no tener ningún valor.
7. ¿Qué se puede hacer para prevenir alergias e intolerancias alimentarias?
Una vez que se ha realizado un examen completo para identificar de forma precisa los alimentos o componentes causantes, la única forma de prevenir las reacciones alérgicas en las personas sensibles es eliminar dicho alimento o componente de su dieta o de su entorno. En caso de intolerancia alimentaria, puede ser suficiente limitar el tamaño de las raciones que se consumen del alimento en cuestión, para evitar los síntomas. La mejor forma de protegerse es leer la información sobre los ingredientes de las etiquetas, y conocer qué alimentos provocan las alergias, la intolerancia o el asma.
Se puede pedir la ayuda profesional de un dietista titulado para asegurarse de que no se excluyen nutrientes de la dieta cuando se cambian o sustituyen alimentos. También es importante preguntar sobre los ingredientes y métodos culinarios empleados cuando se come fuera de casa, para evitar así los alimentos que causan problemas. Cuando una persona sale a comer fuera debe explicar su situación y sus necesidades al anfitrión o a la persona que sirve la comida. Si es necesario, hay que solicitar hablar con el chef o gerente del café o del restaurante.
En caso de dudas, se debe apostar por la seguridad y comer alimentos sencillos como carne a la parrilla, o llevar alimentos que haya preparado uno mismo. Hay que tener siempre un plan de respuesta rápida si una persona, está sufriendo una reacción alérgica grave y se debe llamar inmediatamente a un médico o una ambulancia.
8. ¿Qué responsabilidades tienen los fabricantes y minoristas de alimentos?
Hoy en día se reconoce que las alergias alimentarias son un tema importante en la seguridad alimentaria y la industria alimenticia debe procurar ayudar a aquellos que sufren alergias a seleccionar una dieta adecuada y fiable.
Los fabricantes tienen que utilizar buenos criterios a la hora de utilizar como ingredientes los principales alérgenos graves, avisar sobre la presencia o posible presencia de dichos alérgenos en los productos, y evitar la contaminación adventicia de los alimentos, con alérgenos que estén presentes en otros productos.
Estos temas se pueden solucionar si se siguen las Normas de Correcta Fabricación (Good Manufacturing Practices -(GMP), que incluyen la implementación de los sistemas de Análisis de Riesgos y Punto de Control Crítico (Hazard Análisis y Critical Control Point ,HACCP), que implican una estrecha cooperación con los proveedores de materias primas y otros puntos de la cadena de abastecimiento de alimentos. El desarrollo adecuado de fórmulas y controles asegura que el producto alimenticio preparado contiene sólo los ingredientes que se especifican en sus formulaciones. También se deben tomar precauciones para evitar el contacto de las materias durante el almacenamiento, manipulación y procesamiento de las mismas, cuando se utilizan equipos de producción compartidos.
9. ¿Qué está sucediendo en cuanto al etiquetado de posibles alérgenos en alimentos?
La Unión Europea está planteándose la manera adecuada de etiquetar los alérgenos, y mientras tanto muchos organismos nacionales han elaborado directrices para potenciar la adopción de las Normas GMP y para proporcionar información al consumidor.
La Comisión del Codex Alimentarius, la Comisión de la Unión Europea y otros organismos internacionales están estableciendo los criterios científicos para seleccionar qué alimentos alergénicos deben etiquetarse. Se han considerado como alérgenos graves los cacahuetes, los frutos secos, los crustáceos, el pescado, la soja, la leche de vaca, los huevos, el trigo y el sésamo (Comisión de la UE).
Aunque no existen disposiciones específicas en la legislación alimentaria de la UE, que exijan el etiquetado de los posibles alérgenos alimentarios, sí que hay requisitos generales relativos a la declaración de todos los ingredientes en la lista de ingredientes del producto. En estos momentos existen las siguientes excepciones a esta norma general:
No es necesario que se enumeren en el etiquetado los ingredientes incluidos en la "norma del 25%". Este el caso de los ingredientes compuestos (que tienen un nombre común, pero están formados por varios ingredientes diferentes), que supongan menos del 25 por ciento del producto acabado;
Los ingredientes "transferidos", como algunos aditivos que no desempeñan ninguna función tecnológica en el producto acabado, pero son transferidos a un alimento por uno de sus ingredientes;
y algunos alimentos (p. Ej. algunos quesos y la mayoría de las bebidas alcohólicas).
De forma voluntaria algunos fabricantes y minoristas, ya declaran la mayoría de los alérgenos graves en las listas de ingredientes, incluso aunque estén presentes en muy bajas cantidades. Además, los productores de alimentos utilizan etiquetas, como las que indican 'puede contener', en productos en los que adventiciamente puede haber pequeñas cantidades de posibles alérgenos. No obstante, en respuesta a las constantes peticiones por parte de los consumidores de que se facilite mejor información en los productos que se adquieren, la Comisión ha dictado una propuesta de enmienda de la Directiva 2000/13/EC relativa al etiquetado de los productos alimenticios. Dicha propuesta modificará la "norma del 25%", lo que significa que será obligatorio que aparezcan en el etiquetado todos los ingredientes añadidos intencionadamente. La propuesta también establece el etiquetado obligatorio de todos los ingredientes que se sabe, gracias a los estudios científicos publicados, que pueden causar alergias. Con esta enmienda se pretende asegurar que haya una mejor información sobre los contenidos de los productos alimenticios, para que los consumidores con alergias sean capaces de identificar los ingredientes alrgénicos que puedan estar presentes en los mismos.
Algunos fabricantes y minoristas ponen a disposición de los consumidores listas de productos que no contienen determinados alérgenos, mediante folletos, líneas de atención al cliente y sitios web.
Bibliografía
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La mayoría de las personas pueden comer una gran variedad de alimentos sin problemas. No obstante, en un pequeño porcentaje de la población hay determinados alimentos o componentes de alimentos que pueden provocar reacciones adversas, que pueden ser desde pequeñas erupciones hasta reacciones alérgicas graves.
Las reacciones adversas a los alimentos pueden deberse a una alergia alimentaria o a una intolerancia alimentaria. Aunque una de cada tres personas creen que son "alérgicas" a algunos alimentos, la prevalencia real de la alergia alimentaria es tan sólo de un 2% en la población adulta. En la población infantil, la incidencia es superior al 3-7%, aunque la mayoría superan las alergias alimentarias antes de comenzar a ir al colegio.
2. ¿Qué diferencia hay entre alergia alimentaria e intolerancia alimentaria?
Las reacciones adversas a los alimentos se confunden frecuentemente con las alergias alimentarias. En muchos casos, dichas reacciones se deben a algún otro factor - quizás una intoxicación alimentaria, una aversión psicológica a un alimento, o una intolerancia a un ingrediente de un alimento.
La alergia alimentaria es una forma específica de intolerancia a un alimento o uno de sus componentes, que activa el sistema inmunológico. Un alérgeno (proteína del alimento causante, que en la mayoría de la gente no produce reacciones adversas) provoca una serie de reacciones en cadena en el sistema inmunológico, entre ellas la producción de anticuerpos. Dichos anticuerpos provocan la segregación de sustancias químicas, como la histamina, que produce varios síntomas, como picor, moqueo, tos o trastornos respiratorios. Frecuentemente, las alergias a los alimentos o a sus componentes se heredan, y normalmente se identifican en los primeros años de vida.
La intolerancia alimentaria afecta al metabolismo, pero no al sistema inmunológico del cuerpo. Un buen ejemplo es la intolerancia a la lactosa, que se da en ciertas personas por la carencia de una enzima digestiva llamada lactasa, que descompone el azúcar de la leche.
3. Alergia alimentaria
3.1. ¿En qué consiste una reacción alérgica?
El sistema inmunológico generalmente protege al cuerpo de las proteínas extrañas dañinas, generando una reacción para eliminarlas. La alergia se da esencialmente cuando el "sistema inmunológico no funciona bien", y percibe una sustancia normalmente inocua como si fuera una amenaza - un alérgeno -, y lo ataca con las defensas inmunológicas del cuerpo. Cuando hay una reacción alérgica real, el cuerpo produce anticuerpos (una proteína que específicamente se une a otra proteína llamada antígeno - en este caso el alérgeno - para neutralizarla y eliminarla del cuerpo). Los anticuerpos conocidos como inmunoglobulina E (IgE) reaccionan ante los alérgenos, y esto a su vez produce una reacción en los mastocitos (células de los tejidos) y los basófilos (un tipo de célula de la sangre). Los mastocitos se encuentran en la superficie de la piel y en las membranas mucosas de la nariz, del aparato respiratorio, los ojos y el intestino. Los mastocitos segregan una sustancia denominada histamina y otras, como leucotrienos y prostaglandinas, que provocan síntomas alérgicos, como los que se enumeran en la Tabla 1. Se producen reacciones adversas de forma inmediata, que normalmente son localizadas. Algunas reacciones alérgicas tardan horas o incluso días en desarrollarse desde el momento de la exposición a la proteína extraña. Normalmente se denominan "reacciones de hipersensibilidad retardada".
Afortunadamente, la mayoría de las reacciones alérgicas a los alimentos son relativamente leves, excepto en el caso de un número reducido de personas que experimentan una reacción grave con peligro de muerte, que se conoce como anafilaxis. Una reacción anafiláctica se puede producir a los pocos minutos de la exposición y requiere tratamiento médico inmediato. Los cacahuetes son uno de los alimentos que pueden provocar un "shock anafiláctico, que es una peligrosa reacción que se caracteriza por una caída súbita de la presión sanguínea y quien la sufre puede morir de una parada cardiaca, a no ser que se le administre inmediatamente adrenalina, para abrir las vías respiratorias.
Síntomas de las reacciones alérgicas a los alimentos
Respiratorios
Moqueo o congestión nasal
Estornudos
Asma (dificultad para respirar)
Tos
Sibilancia
Trastornos respiratorios
Cutáneos
Inflamación de labios, boca, lengua, cara y/o la garganta (angioedema)
Urticaria
Erupciones o enrojecimiento
Picazón (prurito)
Eczema
Gastrointestinales
Dolor abdominal
Diarrea
Náuseas
Vómitos
Cólicos
Hinchazón
Sistémicos
Shock anafiláctico (shock generalizado grave)
3.2. ¿Qué personas corren el riesgo de sufrir alergias alimentarias?
Conocer los antecedentes familiares es la mejor forma de poder predecir la posibilidad de que haya problemas provocados por alergias alimentarias. Los niños con una madre o un padre alérgico tienen el doble de posibilidades de desarrollar una alergia alimentaria, que los niños cuyos padres no padecen alergias. Si tanto el padre como la madre son alérgicos, el riesgo es de cuatro a seis veces mayor. Se ha demostrado que la lactancia materna reduce el riesgo de sufrir alergias alimentarias, en comparación con aquellos bebés que son alimentados con preparados para lactantes. Parece que la única manera de proteger en alguna medida a los niños que nacen en familias, en las que hay algún familiar directo que tenga alergias, es que se continúe con la lactancia materna durante 4-6 meses.
3.3. ¿Cuál es la prevalencia de las alergias alimentarias?
Se calcula que la prevalencia de las alergias alimentarias es mucho menor de lo que cree el público. Aunque una de cada tres personas afirma ser alérgica a algún alimento, la incidencia real es bastante baja. Hay pocos estudios que señalen cuál es la verdadera prevalencia de las alergias alimentarias, en los que se confirmen las reacciones alergias con una prueba de estimulación alimentaria a doble ciego.
Gracias a estos estudios, se ha estimado que el promedio de alergias alimentarias en la población adulta es aproximadamente de un 1-2%. La prevalencia es mayor entre los niños pequeños, y se calcula que un 3-7% sufren alergias. Afortunadamente entre el 80% y 90% superan estas alergias antes de los 3 años.. Mientras que las alergias al huevo y la leche de vaca pueden desaparecer, las alergias a los frutos secos, las legumbres, el pescado y el marisco suelen permanecer durante toda la vida del individuo.
3.4. ¿Qué alimentos suelen causar alergias alimentarias?
Aunque se pueden dar reacciones alérgicas a cualquier alimento o componente del mismo, algunas se dan con mayor frecuencia que otras. Los alérgenos alimenticios más comunes son la leche de vaca, los huevos, la soja, el trigo, los crustáceos, las frutas, los cacahuetes y los frutos secos, como las nueces.
3.4.1. Alergia a la proteína de la leche de vaca
La alergia a la proteína de la leche de vaca es más común en bebés y niños, especialmente cuando hay antecedentes familiares de alergia. Se da en un 0,5-4% de los bebés y su prevalencia disminuye con la edad. Los síntomas más comunes son los vómitos y la diarrea, aunque las reacciones adversas pueden variar de una persona a otra. Afortunadamente, las reacciones a la proteína de la leche vaca generalmente remiten pronto y la incidencia en niños de más edad y en adultos es mucho menor.
La alerginicidad de la leche de vaca se puede reducir mediante el uso de diferentes tratamientos en el procesamiento de los productos lácteos. El tratamiento térmico desnaturaliza algunas de las proteínas lácteas, reduciendo su alergenicidad. Por este motivo, algunas personas sensibles a la leche pueden tolerar productos con leche esterilizada o evaporada, pero no la leche pasteurizada. Otros procesos lácteos, como la degradación enzimática de las proteínas en péptidos, también pueden reducir la posible alergenicidad de las proteínas del lactosuero. En los productos fermentados, como el yogur, y en los quesos, la estructura de las proteínas lácteas no cambia mucho y por ello, conservan su alergenicidad.
Cuando se confirma un diagnóstico de alergia a la proteína de la leche, es importante asegurarse de que se mantiene una dieta equilibrada y saludable, especialmente durante el crecimiento y desarrollo de los niños. Es esencial contar con el asesoramiento de un dietista titulado para garantizar una ingesta óptima de nutrientes como el calcio, el magnesio, y las vitaminas A, D B2 y B12. El consumo de sardinas y salmón con espinas (en lata) y de verduras verdes cocidas, como el brócoli, ayuda a mantener las ingestas recomendadas de calcio.
3.4.2. Cacahuetes y frutos secos
La alergia a los frutos secos se considera una afección importante, ya que comienza a una edad temprana, dura toda la vida y puede ser fatal. Los cacahuetes, también conocidos como manises, y los frutos secos como las almendras, las castañas, las avellanas y las nueces pueden provocar síntomas, incluso aunque el contacto haya sido mínimo, con la piel intacta o por inhalación. La alergia leve a los frutos secos se puede limitar a una erupción, náuseas, dolor de cabeza y a la inflamación de la lengua y los labios, mientras que la alergia grave a los frutos secos y a los cacahuetes puede provocar un shock anafiláctico. Debido a la posible gravedad de los síntomas de la reacción alérgica a los frutos secos, aquellas personas que sufren dichas reacciones deberán evitar cualquier contacto con los mismos y llevar adrenalina en todo momento (para contrarrestar reacciones alérgicas graves)
3.4.3. Otros alérgenos alimentarios comunes
Otros alimentos que están más o menos asociados con las reacciones alérgicas son las frutas, las legumbres (incluida la soja), los huevos, los crustáceos (cangrejo, langosta, cigala y langostino), el pescado y las verduras, las semillas de sésamo, de girasol, de algodón, de amapola y la semilla de mostaza. La capacidad alergénica de algunos alérgenos alimenticios desaparece cuando se cocinan o se procesan, ya que se desnaturalizan las proteínas. Las técnicas de procesamiento más modernas, como los tratamientos de alta presión para alimentos, la fermentación y los tratamientos enzimáticos, pueden ayudar a reducir la alergenicidad de algunas proteínas alimenticias. También se pueden eliminar los alérgenos de los aceites mediante el refinado. Algunos de los problemas sin resolver en cuanto a alergias alimentarias están relacionados con la presencia en pequeñas cantidades de un determinado alérgeno en alimentos procesados o en platos consumidos fuera de casa.
4. Intolerancia alimentaria
La intolerancia alimentaria puede tener síntomas similares a los de una alergia (entre ellos náuseas, diarrea y dolor abdominal), sin embargo el sistema inmunológico no interviene en las reacciones que se producen de la misma manera. La intolerancia alimentaria se da cuando el cuerpo no puede digerir correctamente un alimento o uno de sus componentes. Mientras que las personas que tienen realmente alergias alimentarias necesitan generalmente eliminar el alimento causante de su dieta, las personas que sufren una intolerancia pueden consumir pequeñas cantidades del alimento o del componente alimenticio, sin que se den síntomas, excepto en el caso de personas que sean sensibles al gluten o al sulfito.
4.1. ¿Cuáles son las causas más comunes de la intolerancia alimentaria?
Las dos causas más comunes de las intolerancias alimentarias son la lactosa y el gluten.
4.1.1. Intolerancia a la lactosa
La lactosa es el azúcar que se encuentra en la leche. Normalmente, la enzima lactasa, que está presente en el intestino delgado, descompone la lactosa en azúcares más simples (glucosa y galactosa), para que puedan ser absorbidos por el torrente sanguíneo. Cuando la actividad de la enzima es demasiado baja, la lactosa no se puede digerir, y pasa al intestino grueso, donde es fermentada por las bacterias de la flora intestinal. Esto puede provocar síntomas como flatulencia, dolor y diarrea.
Aunque la mayoría de la gente que proviene del Norte de Europa produce suficiente lactasa a lo largo de su vida, la deficiencia de lactasa es un fenómeno común en algunas razas de color y algunas personas de Oriente Medio, India y zonas de África, así como en sus descendientes. En realidad, aproximadamente un 70 por ciento de la población adulta del mundo no produce suficiente lactasa, y consecuentemente tiene algún grado de intolerancia a la lactosa. En Europa, la deficiencia de lactasa se da en cerca de un cinco por ciento de la población blanca, y en una proporción mucho mayor (entre el 50 y el 80 por ciento) en grupos étnicos.
La cantidad de leche y productos lácteos que puede producir síntomas de intolerancia varía mucho. Algunas personas que tienen una baja actividad intestinal de lactasa pueden tomarse un vaso de leche sin experimentar ninguna molestia. Igualmente, los quesos duros, debido a su contenido bajo en lactosa, y los productos de leche fermentada, como el yogur, normalmente son bien tolerados. Esto podría explicar por qué el consumo de productos lácteos cultivados y los yogures está tan extendido en zonas del mundo donde es común la deficiencia de lactasa. Además, se puede mejorar la tolerancia en personas sensibles, si se consumen alimentos que contienen lactosa como parte de las comidas, y se reduce la cantidad de alimentos ricos en lactosa que se ingieren de una sola vez.
4.1.2. Intolerancia al gluten
La intolerancia al gluten es un trastorno intestinal que se da cuando el cuerpo no puede tolerar el gluten (una proteína que se encuentra en el trigo, el centeno, la cebada y las avenas, aunque existe controversia con respecto al papel de estas últimas y actualmente es objeto de investigación) La prevalencia de esta afección, también llamada enfermedad celíaca o enteropatía inducida por el gluten, está infravalorada. Los exámenes serológicos detectan una media de 1 caso por cada 100 personas, que de otra manera no son diagnosticadas, en la población europea (con variaciones regionales).
La enfermedad celíaca es una intolerancia permanente que se puede diagnosticar a cualquier edad. Si el enfermo consume alimentos que contienen gluten, la mucosa del intestino delgado queda dañada, y tiene menos capacidad para absorber nutrientes esenciales como las grasas, las proteínas, los carbohidratos, los minerales y las vitaminas. Entre sus síntomas destacan la diarrea, la pérdida de peso, la fatiga, la irritabilidad y el dolor abdominal. En los niños, se pueden dar síntomas de desnutrición, entre ellos problemas de crecimiento. Actualmente, la única forma de ayudar a los pacientes celiacos es proporcionarles una dieta sin gluten. Normalmente se pueden conseguir listas de alimentos sin gluten en los centros locales de información dietética y en las asociaciones de apoyo relacionadas con enfermedad celiaca. Cuando se elimina el gluten de la dieta, el intestino se regenera gradualmente, y desaparecen los síntomas.
En estos momentos se están realizando investigaciones para identificar la naturaleza y la secuencia exactas de aminoácidos del gluten que producen la enfermedad celíaca, y es posible que en un futuro esta información tenga importantes aplicaciones en la biotecnología y el desarrollo de cultivos de cereales que no causen intolerancia.
5. Aditivos alimentarios y reacciones adversas
Aunque los aditivos alimentarios no suponen ningún problema para la mayoría de la gente, un número reducido de personas con determinadas alergias pueden ser sensibles a algunos aditivos, como ciertos colorantes y sulfitos.
As all Aditivos alimentarios must be clearly labelled, those with specific sensitivities and those who believe they have sensitivity to a food additive can readily avoid any that may pose problems for them.
6. ¿Cómo se diagnostican la alergia alimentaria y la intolerancia alimentaria?
La alergia y la intolerancia alimentaria se pueden diagnosticar adecuadamente utilizando métodos de detección científicamente válidos. Si alguien piensa que puede estar sufriendo una respuesta alérgica a determinadas sustancias alimenticias, lo primero que debe hacer es ir al médico, para asegurarse de que los síntomas no se deben a otra enfermedad y para que éste remita al paciente a un dietista o un especialista en alergias.
El primer paso para llegar a un diagnóstico fiable es conseguir un historial detallado sobre los antecedentes médicos del paciente y de sus familiares. Hay que prestar especial atención al tipo de síntomas, su frecuencia y a si se dan cuando se consumen determinados alimentos. También se debe realizar un reconocimiento físico completo del paciente. Después, se pueden utilizar los siguientes métodos para detectar la enfermedad:
6.1. Pruebas cutáneas
Tomando como base el historial dietético, se incluyen en el panel utilizado para las prueba cutáneas los alimentos que se sospecha que pueden causar reacciones alérgicas. El valor de este tipo de pruebas es objeto de controversia y no se puede considerar que los resultados tengan una fiabilidad del 100%. Las pruebas consisten en colocar sobre la piel extractos de determinados alimentos, que se pinchan o se escarifican en la piel para observar si hay reacciones de escozor o hinchazón.
6.2. Dietas basadas en la eliminación de alimentos
Las dietas de eliminación consisten en suprimir de las mismas el alimento o la combinación de alimentos que están bajo sospecha durante las dos semanas anteriores a la estimulación alimentaria. Si desaparecen los síntomas durante este periodo de tiempo, se vuelven a añadir a la dieta los alimentos eliminados, en pequeña cantidades que se incrementan gradualmente hasta que se alcanza un consumo normal. Una vez verificados todos los alimentos que estaban bajo sospecha, se pueden evitar consumir aquellos que hayan causado problemas.
6.3. Pruebas RAST (radioalergosorbentes)
Estas pruebas consisten en mezclar en una probeta pequeñas muestras de la sangre del paciente con extractos de alimentos. En caso de una alergia real, la sangre produce anticuerpos, que pueden detectarse, para combatir la proteína extraña. La prueba sólo sirve como indicación de que existe una alergia y no determina el grado de sensibilidad al alimento causante.
6.4. Prueba de estimulación alimentaria a doble ciego
En esta prueba de alergia, se coloca el alérgeno bajo sospecha en una cápsula o se esconde en un alimento y se da de comer al paciente en condiciones clínicas estrictas. Estas pruebas permiten que los médicos especializados en alergias e intolerancias alimentarias identifiquen la mayoría de los alimentos y componentes alimenticios que causan efectos adversos.
El resto de las formas de verificar las alergias alimentarias no están probadas y pueden no tener ningún valor.
7. ¿Qué se puede hacer para prevenir alergias e intolerancias alimentarias?
Una vez que se ha realizado un examen completo para identificar de forma precisa los alimentos o componentes causantes, la única forma de prevenir las reacciones alérgicas en las personas sensibles es eliminar dicho alimento o componente de su dieta o de su entorno. En caso de intolerancia alimentaria, puede ser suficiente limitar el tamaño de las raciones que se consumen del alimento en cuestión, para evitar los síntomas. La mejor forma de protegerse es leer la información sobre los ingredientes de las etiquetas, y conocer qué alimentos provocan las alergias, la intolerancia o el asma.
Se puede pedir la ayuda profesional de un dietista titulado para asegurarse de que no se excluyen nutrientes de la dieta cuando se cambian o sustituyen alimentos. También es importante preguntar sobre los ingredientes y métodos culinarios empleados cuando se come fuera de casa, para evitar así los alimentos que causan problemas. Cuando una persona sale a comer fuera debe explicar su situación y sus necesidades al anfitrión o a la persona que sirve la comida. Si es necesario, hay que solicitar hablar con el chef o gerente del café o del restaurante.
En caso de dudas, se debe apostar por la seguridad y comer alimentos sencillos como carne a la parrilla, o llevar alimentos que haya preparado uno mismo. Hay que tener siempre un plan de respuesta rápida si una persona, está sufriendo una reacción alérgica grave y se debe llamar inmediatamente a un médico o una ambulancia.
8. ¿Qué responsabilidades tienen los fabricantes y minoristas de alimentos?
Hoy en día se reconoce que las alergias alimentarias son un tema importante en la seguridad alimentaria y la industria alimenticia debe procurar ayudar a aquellos que sufren alergias a seleccionar una dieta adecuada y fiable.
Los fabricantes tienen que utilizar buenos criterios a la hora de utilizar como ingredientes los principales alérgenos graves, avisar sobre la presencia o posible presencia de dichos alérgenos en los productos, y evitar la contaminación adventicia de los alimentos, con alérgenos que estén presentes en otros productos.
Estos temas se pueden solucionar si se siguen las Normas de Correcta Fabricación (Good Manufacturing Practices -(GMP), que incluyen la implementación de los sistemas de Análisis de Riesgos y Punto de Control Crítico (Hazard Análisis y Critical Control Point ,HACCP), que implican una estrecha cooperación con los proveedores de materias primas y otros puntos de la cadena de abastecimiento de alimentos. El desarrollo adecuado de fórmulas y controles asegura que el producto alimenticio preparado contiene sólo los ingredientes que se especifican en sus formulaciones. También se deben tomar precauciones para evitar el contacto de las materias durante el almacenamiento, manipulación y procesamiento de las mismas, cuando se utilizan equipos de producción compartidos.
9. ¿Qué está sucediendo en cuanto al etiquetado de posibles alérgenos en alimentos?
La Unión Europea está planteándose la manera adecuada de etiquetar los alérgenos, y mientras tanto muchos organismos nacionales han elaborado directrices para potenciar la adopción de las Normas GMP y para proporcionar información al consumidor.
La Comisión del Codex Alimentarius, la Comisión de la Unión Europea y otros organismos internacionales están estableciendo los criterios científicos para seleccionar qué alimentos alergénicos deben etiquetarse. Se han considerado como alérgenos graves los cacahuetes, los frutos secos, los crustáceos, el pescado, la soja, la leche de vaca, los huevos, el trigo y el sésamo (Comisión de la UE).
Aunque no existen disposiciones específicas en la legislación alimentaria de la UE, que exijan el etiquetado de los posibles alérgenos alimentarios, sí que hay requisitos generales relativos a la declaración de todos los ingredientes en la lista de ingredientes del producto. En estos momentos existen las siguientes excepciones a esta norma general:
No es necesario que se enumeren en el etiquetado los ingredientes incluidos en la "norma del 25%". Este el caso de los ingredientes compuestos (que tienen un nombre común, pero están formados por varios ingredientes diferentes), que supongan menos del 25 por ciento del producto acabado;
Los ingredientes "transferidos", como algunos aditivos que no desempeñan ninguna función tecnológica en el producto acabado, pero son transferidos a un alimento por uno de sus ingredientes;
y algunos alimentos (p. Ej. algunos quesos y la mayoría de las bebidas alcohólicas).
De forma voluntaria algunos fabricantes y minoristas, ya declaran la mayoría de los alérgenos graves en las listas de ingredientes, incluso aunque estén presentes en muy bajas cantidades. Además, los productores de alimentos utilizan etiquetas, como las que indican 'puede contener', en productos en los que adventiciamente puede haber pequeñas cantidades de posibles alérgenos. No obstante, en respuesta a las constantes peticiones por parte de los consumidores de que se facilite mejor información en los productos que se adquieren, la Comisión ha dictado una propuesta de enmienda de la Directiva 2000/13/EC relativa al etiquetado de los productos alimenticios. Dicha propuesta modificará la "norma del 25%", lo que significa que será obligatorio que aparezcan en el etiquetado todos los ingredientes añadidos intencionadamente. La propuesta también establece el etiquetado obligatorio de todos los ingredientes que se sabe, gracias a los estudios científicos publicados, que pueden causar alergias. Con esta enmienda se pretende asegurar que haya una mejor información sobre los contenidos de los productos alimenticios, para que los consumidores con alergias sean capaces de identificar los ingredientes alrgénicos que puedan estar presentes en los mismos.
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El deporte es parte del tratamiento del asma
La realización de actividad física está indicada como tratamiento para mejorar la calidad de vida de las personas con insuficiencia respiratoria
"Si bien cada vez hay más información, todavía existe el prejuicio de que las personas que sufren asma no pueden hacer deportes; esto es falso, de hecho tenemos el ejemplo de famosos como el ciclista español Miguel Indurain o el futbolista inglés David Beckham que fueron asmáticos", dijo a Télam el médico Natalio Salmún.
Salmún, presidente de la Fundación para el Estudio del Asma y otras Enfermedades Alérgicas (Fundaler), advirtió que "realizar actividad física es incluso parte del tratamiento integral que nosotros indicamos".
"Existen deportes más y menos asmógenos, es decir, potencialmente desencadenantes de una crisis y esto se vincula con la cantidad de oxígeno que requieren", describió.
Entre los menos asmógenos se encuentran la natación, boxeo o tenis no competitivo, y entre los que más afectan, el especialista menciona el atletismo, el fútbol, el básket, el ciclismo, los deportes de invierno, "debido a que el frío puede ser un disparador de crisis".
"También -continuó- hay un tercer grupo que son los deportes bajo el agua como el buceo, el alpinismo y la equitación (para los alérgicos al pelo del caballo) que no son los más apropiados".
"Sin embargo, hace unos años que ya no indicamos sólo los deportes más apropiados, sino que alentamos a la persona a que elija el deporte que desee porque es la única forma de garantizar que la persona continúe", indicó.
Por su parte, el médico especialista en alergia e inmunología, Jorge Máspero, señaló que "la realización de un deporte no sólo mejora la función respiratoria de la persona con asma sino que actúa positivamente sobre su autoestima porque hace que ella no se sienta discriminada por no poder hacer una actividad física, como sucedía hasta hace unos años".
"Existen dos casos cuando hablamos de asma y ejercicio físico: el de las personas que tienen asma diagnosticado y el de aquellas que sólo presentan síntomas cuando realizan actividad física, es decir, que ésta es el desencadenante de la obstrucción", describió.
Máspero, director además de la Fundación Cidea (Centro de Investigación de Enfermedades Alérgicas y Respiratorias), aseguró que "en ambos casos la actividad física es posible".
"En las personas en las que el deporte es el que dispara la crisis lo primero que hay que hacer es asegurarse de que el síntoma que señala de ahogo sea por asma, eso se logra con una espirometría y controles antes y después del ejercicio", sostuvo.
Y añadió "una vez diagnosticado y controlado, con el uso de un broncodilatador antes de efectuar la actividad será suficiente para que pueda hacerla sin problema".
"En el caso de la persona con asma diagnosticada lo que hay que hacer es maximizar su tratamiento para lograr el control de la enfermedad, que es la ausencia de crisis", detalló.
"Todavía vemos que en muchos colegios o que los padres de las niños con asma no quieren exponer a sus hijos por temor a las crisis y esto es un error, lo que hay que hacer es preparar a la persona para que pueda afrontar esa actividad", afirmó Máspero.
Y continuó: "de lo contrario uno está condenando a ese niño o niña al sedentarismo y a la discriminación, y esto terminará
siendo muy perjudicial para su cuadro".
En ese sentido, Salmún recordó que "la asistencia psicológica también es parte del tratamiento ya que el asma es una enfermedad crónica y puede provocar angustia o depresión".
"En relación a docentes de educación física es verdad que todavía hay mucho desconocimiento, pero también dentro del ámbito de la medicina persiste el mito de que la persona con asma no puede realizar actividad", añadió el presidente de Fundaler.
En efecto, esta Fundación realizará este viernes 15 en el Hotel Panamericano (Carlos Pellegrini 551) y el sábado 16 en el CENARD (Miguel Sánchez 1050) las "XVI Jornadas de Asma y Deportes", dos encuentros gratuitos para médicos, kinesiólogos y profesores de educación física.
El asma bronquial afecta a más de 300 millones de personas en el mundo y se estima que aumentará unos 100 millones de casos, especialmente pediátricos, en los próximos 15 años. Además, es la causa de una de cada 250 muertes.
TELAM
"Si bien cada vez hay más información, todavía existe el prejuicio de que las personas que sufren asma no pueden hacer deportes; esto es falso, de hecho tenemos el ejemplo de famosos como el ciclista español Miguel Indurain o el futbolista inglés David Beckham que fueron asmáticos", dijo a Télam el médico Natalio Salmún.
Salmún, presidente de la Fundación para el Estudio del Asma y otras Enfermedades Alérgicas (Fundaler), advirtió que "realizar actividad física es incluso parte del tratamiento integral que nosotros indicamos".
"Existen deportes más y menos asmógenos, es decir, potencialmente desencadenantes de una crisis y esto se vincula con la cantidad de oxígeno que requieren", describió.
Entre los menos asmógenos se encuentran la natación, boxeo o tenis no competitivo, y entre los que más afectan, el especialista menciona el atletismo, el fútbol, el básket, el ciclismo, los deportes de invierno, "debido a que el frío puede ser un disparador de crisis".
"También -continuó- hay un tercer grupo que son los deportes bajo el agua como el buceo, el alpinismo y la equitación (para los alérgicos al pelo del caballo) que no son los más apropiados".
"Sin embargo, hace unos años que ya no indicamos sólo los deportes más apropiados, sino que alentamos a la persona a que elija el deporte que desee porque es la única forma de garantizar que la persona continúe", indicó.
Por su parte, el médico especialista en alergia e inmunología, Jorge Máspero, señaló que "la realización de un deporte no sólo mejora la función respiratoria de la persona con asma sino que actúa positivamente sobre su autoestima porque hace que ella no se sienta discriminada por no poder hacer una actividad física, como sucedía hasta hace unos años".
"Existen dos casos cuando hablamos de asma y ejercicio físico: el de las personas que tienen asma diagnosticado y el de aquellas que sólo presentan síntomas cuando realizan actividad física, es decir, que ésta es el desencadenante de la obstrucción", describió.
Máspero, director además de la Fundación Cidea (Centro de Investigación de Enfermedades Alérgicas y Respiratorias), aseguró que "en ambos casos la actividad física es posible".
"En las personas en las que el deporte es el que dispara la crisis lo primero que hay que hacer es asegurarse de que el síntoma que señala de ahogo sea por asma, eso se logra con una espirometría y controles antes y después del ejercicio", sostuvo.
Y añadió "una vez diagnosticado y controlado, con el uso de un broncodilatador antes de efectuar la actividad será suficiente para que pueda hacerla sin problema".
"En el caso de la persona con asma diagnosticada lo que hay que hacer es maximizar su tratamiento para lograr el control de la enfermedad, que es la ausencia de crisis", detalló.
"Todavía vemos que en muchos colegios o que los padres de las niños con asma no quieren exponer a sus hijos por temor a las crisis y esto es un error, lo que hay que hacer es preparar a la persona para que pueda afrontar esa actividad", afirmó Máspero.
Y continuó: "de lo contrario uno está condenando a ese niño o niña al sedentarismo y a la discriminación, y esto terminará
siendo muy perjudicial para su cuadro".
En ese sentido, Salmún recordó que "la asistencia psicológica también es parte del tratamiento ya que el asma es una enfermedad crónica y puede provocar angustia o depresión".
"En relación a docentes de educación física es verdad que todavía hay mucho desconocimiento, pero también dentro del ámbito de la medicina persiste el mito de que la persona con asma no puede realizar actividad", añadió el presidente de Fundaler.
En efecto, esta Fundación realizará este viernes 15 en el Hotel Panamericano (Carlos Pellegrini 551) y el sábado 16 en el CENARD (Miguel Sánchez 1050) las "XVI Jornadas de Asma y Deportes", dos encuentros gratuitos para médicos, kinesiólogos y profesores de educación física.
El asma bronquial afecta a más de 300 millones de personas en el mundo y se estima que aumentará unos 100 millones de casos, especialmente pediátricos, en los próximos 15 años. Además, es la causa de una de cada 250 muertes.
TELAM
jueves, 21 de agosto de 2014
Fundaler: Fundación para el estudio del asma y otras enfermedades alérgicas
Si tu hijo es Alérgico/Asmático, este plan de acción puede ayudarle en caso de un episodio durante sus clases. Imprímelo y déjalo en su establecimiento educativo, será de utilidad para el y sus maestros/profesores. DEBE ESTAR FIRMADO POR SUS PADRES Y MEDICO TRATANTE — en r: Dr. E. Finochietto 894 - Ciudad de Buenos Aires.
Fundaler
Fundación para el estudio del asma y otras enfermedades alérgicas
XII JORNADAS de URGENCIAS
en ASMA y otras ENFERMEDADES
ALERGICAS para ENFERMEROS
Sábado 23 de Agosto de 2014
Auditorio de la Fundaciòn Cassará
Avda de Mayo 1190. CABA
INSCRIPCIONES: Teléfono: 4307 - 4050
XII JORNADAS de URGENCIAS
en ASMA y otras ENFERMEDADES
ALERGICAS para ENFERMEROS
Sábado 23 de Agosto de 2014
Auditorio de la Fundaciòn Cassará
Avda de Mayo 1190. CABA
INSCRIPCIONES: Teléfono: 4307 - 4050
Advierten que se adelantaron las alergias por el “veranito”
Un mal que afecta a millones de argentinos En los últimos días crecieron las consultas por rinitis, conjuntivitis y asma. Es porque con el calor se anticipó la polinización de los árboles.
Mariano Gavira www.clarin.com
El veranito que irrumpió hace cinco días en la Ciudad cambió el humor de muchos porteños. Pero esa alegría puede transformarse en una pesadilla, sólo cambiando de lugar la “g” y la “r”: alergia. Lo sufre la gente y lo confirman los especialistas: a un mes de la llegada de la primavera, se adelantaron las alergias y crecen las consultas.
“Por el aumento de temperatura, se anticipó la polinización de los árboles (plátanos y fresnos en la Ciudad de Buenos Aires, y tilos en La Plata, por ejemplo). Y ya viene cada vez más gente con síntomas, como estornudos, conjuntivitis, mucosidad líquida, picazón y hasta asma. Este calor, poco común para la época del año, produjo que los árboles y plantas crearan polen más temprano y en mayor cantidad ”, cuenta Natalio Salmun, especialista en alergias y presidente de Fundaler.
El doctor Samuel Azar, ex jefe de Alergias del Hospital Argerich, lo confirma: “En estos días recibí muchos llamados de pacientes con los síntomas clásicos, como el ardor en los ojos, la irritación en el fondo de la boca y la seguidilla de estornudos, entre otros. Aunque no hay que confundirse con los procesos virales, que son parecidos, pero que duran 10 días como máximo”.
La rinitis alérgica no compromete la vida de quienes la sufren, pero puede incidir muy negativamente en su calidad de vida. Tanto en adolescentes como en adultos, afecta el rendimiento escolar/laboral y la actividad social. Por ejemplo, altera los patrones del sueño, suele producir cansancio, disminución de la capacidad de concentración mental y somnolencia diurna.
Miguel Aguirre es uno de los que ya sufre sus efectos. “Ayer me levanté estornudando 12 veces seguidas y ya arranqué con una vacuna que me tengo que dar todas las semanas hasta noviembre, cuando termina la polinización. Cuando estoy muy mal no puedo ir al trabajo, y casi que no puedo ni salir a la calle. Ahora estoy en tratamiento para ir reduciéndolo de a poco”, dice.
Algo parecido sufre María Cristina Bardelli, aunque desde hace unos años logró bajar la intensidad de los efectos: “La sensación es horrible, te pica todo el cuerpo, te salen ronchas, tenés miedo de salir de tu casa y no podés dormir a la noche. Y aún cuando logré controlar la alergia, la sigo sufriendo”.
Los especialistas cuentan que hace unos años el 20% de la población argentina era alérgica, pero que ahora ese número alcanza al 30%: “Existen varios estudios importantes y confiables que explican que en las próximas dos décadas el 50% de la población mundial tendrá algún tipo de alergia”, dice Azar y agrega algunos tips para intentar ganarle la batalla al estornudo, la picazón y el ardor: “Limpiar mucho el hogar, cerrar las ventanas, evitar la actividad física en el exterior, y usar anteojos de sol. Para el que tiene jardín, no cortar el pasto ni tender la ropa allí. Y en lo posible, reducir la exposición a la calle”.
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